A veces se nos pasa el tiempo en ir y venir, el trabajo, la casa, las cuentas, el tráfico y pare de contar, y no nos detenemos a pensar qué es lo que nos mueve, qué es lo que nos llena...yo pudiese hacer una lista con mis respuestas, pero hoy empezaré con una, LA MONTAÑA..
Para mi ir a la montaña es genial, me conecto con toda esa inmensidad creada por Dios, cada detalle, el olor de la tierra, el sonido del viento entre las plantas, el olor del aire es distinto, eso me llena, me conecta conmigo misma, con mis pensamientos mas profundos y me da paz.
En ocasiones, cuando voy al Avila, llego a un punto antes de llegar a "no te apures" en que hay un helecho que huele riquísimo...eso me inspira. Y no se trata de lo que yo sienta o vea, se trata de la capacidad que se tiene en el momento de abstraernos del bululu, de esa dimensión de caos y stress y conectarnos con la energía del universo, con esa magia que siempre esta ahí y no la percibimos por andar apurados...
Sería genial acompañar cada día con esa conexión, disfrutar de las flores del kiosko de la esquina, o reírnos de las pataletas que hace un pequeñín a su mamá en la cola del bus, en fin, pasar por la vida pescando cada segundo y disfrutarlo, y no que la vida se pase, y a final del día preguntarnos qué hice hoy para sentirme pleno?, o que se pase el primer trimestre de año y no sepamos en que momento ocurrió...
Y como dicen Los Cafres..."cada quien es culpable de no conocer su templo"
Gracias por leerme...
Buena vibra..
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