Por cuestiones de la vida, o por lo que algunos llaman “casualidad” hoy me enteré de un concurso que anualmente hace la marca MONTBLANC, llamado Cartas de Amor, me causó curiosidad saber qué escribió la afortunada ganadora del 1er lugar y me dispuse a leer la dichosa carta, que mas adelante agrego el link para que hagan lo mismo si les place. Debo confesar que su contenido me llevo a reflexionar a cerca de lo difícil que es decirle a alguien que amamos una “gran verdad”, y más aún si sabemos el efecto que podría causar a la otra persona, que en este caso puede ser desde tu pareja hasta tu mejor amigo.
Lo cierto es que, cuando estamos en esa disyuntiva nos atacamos de miles de interrogantes, nos juzgamos a nosotros mismos, nos angustiamos y quizás hasta nos desesperamos, hasta el punto de decidir si lo decimos o no. Comenzamos a evaluar las posibles reacciones del otro, (casi siempre una peor que la otra), comenzamos a suponer qué cosas pudiese sentir o pensar esa persona, e inevitablemente comenzamos a sentir miedo. Generalmente llegamos al punto en que esta “gran verdad” nos pesa demasiado y debemos decirla, en ese momento nos enfrentamos a nosotros mismos y nos damos cuenta que “suponer” no es una opción.
Desde mi punto de vista decir esa gran verdad es un acto sublime de amor, independientemente los resultados que el hecho traiga consigo, sin importar lo que suceda después, es un acto de amor porque demostramos lo mucho que nos importa ser trasparentes ante la persona que amamos, lo mucho que tomamos en cuenta su opinión y lo que pueda sentir en un futuro en el caso de no haberlo dicho, se trata de sincerarnos con el otro y con nosotros mismos, y hacerle ver que esa sinceridad es muestra de profundo respeto y consideración, aunque esa persona no lo entienda en el momento, si lo hacemos con amor, estoy segura de que en un tiempo se dará un clima de comprensión y el gesto de amor será retribuido de uno u otra forma, bien sea por el agradecimiento explicito del otro o por la satisfacción y tranquilidad que nos dará haber sido francos.
Cito parte de esta carta:
“Con las manos frías y la frente sudorosa, muy nerviosa, así comienzo a escribir esta carta. Sería sencillo si no fuera lo que es, una carta para ti, una carta. Para ti que eres el abrazo más sincero, la sonrisa más energética, el regaño que más pega y la caricia que más cura. Una carta para ti, mi talón de Aquiles, mi peluca de Sansón. Mi fuerza.
La razón por la que con orgullo me levanto después de cada caída, pues en cuestiones de retos y batallas me has dado las mejores clases. Tú, que siempre me llenas de buenos consejos y bendiciones, el mayor ejemplo, mi heroína, mi capitana, el mejor aplauso después de llegar a la meta. Mi todo”
Por : Natasha León
Espero se animen a leerla y dejen de suponer y se quiten el peso de esa “gran verdad”, que en el caso de Natasha fue confesarle a su madre, su gran amor su homosexualidad. Puede que seas tú o quizás yo los que tengamos que DECIR o quizás a los que alguien con un acto sublime de amor le DIGAN “la gran verdad”.
Para mi sería mas sencillo el dolor de una verdad a tiempo que una mentira que mantenga un teatro de felicidad o tranquilidad…
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